lunes, 13 de septiembre de 2010

La Muerte de Honorio-Miguel Otero Silva



De la última dictadura militar que padecimos los venezolanos nos separan por lo menos cuatro décadas de democracia -imperfecta, corrupta y todo lo que se quiera, pero democracia-. Esa dictadura, la de Pérez Jiménez, se vio favorecida por altos precios petroleros mediante los cuales pudo desarrollar un faraónico y nuevo ideal nacional, que con mucho concreto armado logró de algún modo tapar sus crímenes e indultar en la memoria colectiva del país al dictador, al punto de que no son pocos los que todavía le añoran.

Sin embargo, en aquellos años hubo represión, hubo tortura, hubo incluso un campo de concentración llamado Guasina. Y de recordarnos todo eso se encarga esta novela de Miguel Otero Silva. En ella se cuenta la historia de 5 hombres -un médico, un periodista, un barbero, un capitán y un tenedor de libros- que terminan presos en una misma celda, donde rememoran todo lo que sufrieron en manos de los esbirros de la Seguridad Nacional.

Paralelamente se desarrolla otra trama, la de Honorio, que es la que le da el título al libro. Él es el hijo del barbero, a quien todos conocen y comienzan a querer por medio de los relatos de su padre. De esta manera se van encariñando con ese niño y van haciendo planes para ayudarlo cuando salgan de la cárcel. Sin embargo, al final se descubre que el niño no es sino producto de la imaginación del barbero y la noche del 22 de enero -la dictadura cae la madrugada del 23-, cuando les dice la verdad a sus compañeros de celda, se produce la "muerte" de Honorio y se termina el libro.

Confieso que no entendí muy bien esta parte. Supongo que debe tener un significado simbólico sobre el que no he reflexionado lo suficiente o algo así. Puede que muestre de algún modo cómo en tan adversas circunstancias valores como la solidaridad se hacen presentes con bastante fuerza o cómo muchas veces es necesario aferrarse a algo, una idea o lo que sea para sobrevivir. Quizás por allí puede que vayan los tiros.

Pero como ya lo dije, el plato fuerte para mí fueron los relatos de las torturas a las que eran sometidos los presos en la Seguridad Nacional, los cuales son auténticos y, cuenta la leyenda, dos de ellos estarían basados en Luís Miquilena -presumiblemente el periodista- y José Agustín Catalá. Con precisión de buen periodista, que a fin de cuentas es lo que era Otero Silva antes que escritor, va describiendo en boca de los ellos las despiadadas, crueles e inhumanas prácticas de los esbirros. No miento si digo que en más de una oportunidad tuve que parar la lectura por la crudeza de lo relatado. Desde el ring de caucho con hojillas sobre el que paraban a los presos, hasta las agujas enhebradas con hilos de saco con las que les atravesaban los brazos, pasando por planazos, quemaduras con cigarrillos, privaciones de agua, alimento y luz durante días y otros infames métodos de los que no quiero acordarme. Todo bajo el añorable y siempre-bien-recordado gobierno de Pérez Jiménez.

El lenguaje del libro es sencillo pero correcto, por lo que la lectura se hace fácil. En él se distinguen tres voces: la de un narrador omnisciente que cuenta lo que sucede en las celdas; la de los presos, que en primera persona les relatan a sus compañeros y a los lectores cómo y por qué los apresaron los torturaron; y la de sus conciencias, que en una especie de monólogo interior hace un repaso biográfico de la vida de cada uno. Estas dos últimas voces van intercaladas entre párrafos, con tipografías y fuentes diferentes para distinguirlas, cosa que me recordó un poco a Conversación en la Catedral de Vargas Llosa.

Sin embargo, más allá de lo literario el libro tiene un gran valor moral e histórico, ya que mediante la denuncia de los crímenes y horrores de la dictadura se vuelve una especie de heraldo que madruga la conciencia ante el sueño absolutorio del olvido, lo que lo convierte en uno de esos libros indispensables que hay que tener en la biblioteca y releer de vez en cuando para convencerse de lo abominables que son las dictaduras, aunque se durmiera en alguna de ellas "con las puertas abiertas".


FICHA
La Muerte de Honorio
Miguel Otero Silva
1963
Seix Barral
195 pag.

1 comentarios:

Unknown dijo...

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